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EL CAMINO DEL ÉXITO
Por: Alejandro Pepiche - Argentina
Director Adjunto Básquet Futuro Internacional
Un día de noviembre de 1983, me llamó Ricardo Álix, uno de los grandes jugadores de la historia del basquetbol argentino y por aquel entonces coach del equipo donde yo jugaba. Quería hablar conmigo de basquetbol, siempre recuerdo que me senté con él siendo jugador del club y me levanté de la mesa siendo entrenador del club. Nunca supe en que momento de la reunión cambie de estado pero se que Ricardo lo manejo muy bien con la verborragia y el carisma que lo caracterizaban. Con diferentes personajes y más o menos los mismos detalles comenzamos a ser entrenadores de basquetbol.
Y qué nos pasó? Pusimos toda nuestra energía de veinteañeros y toda nuestra dedicación al servicio de esos niños que pusieron en nuestras manos, increíblemente, además nos empezó a ir bien. Armamos equipos, los pusimos a jugar y ganaron. La gente aprobaba nuestro trabajo y nosotros pensamos que fácil es esto!!! Cuando yo les enseño y los entreno los jugadores mejoran y ganan, soy fantástico.
Aquí comienza la primera etapa en la formación del entrenador, denominada soberbia juvenil. Algunos años después, tras caer en las críticas descarnadas de dirigentes, padres o jugadores que consideraron por diferentes razones que nuestra gestión no fue la mejor para ellos primero y para la institución después, cambiaremos de aires, comenzaremos a realizar el mismo trabajo que hicimos en nuestro anterior equipo y pasará que los resultados no serán los mismos; allí es donde notaremos la necesidad de capacitarnos y empezaremos a estudiar.
Está segunda etapa se denomina esto no es joda, aquí hay que saber lo que se hace. Ya empezamos a tener una conciencia de lo que hacemos y nuestro foco se orienta a ser profesionales y responsables del trabajo que desarrollamos y si tenemos la fortuna de ser considerados a partir de aquí comenzará una etapa de reconocimiento por parte de todos los estamentos de la actividad. Esto llevará nuestro ego a un lugar muy gratificante pues el reconocimiento es algo sumamente atractivo sobre todo cuando uno lo estrena.
Esta es la tercera etapa, el reconocimiento profesional. Y por allí estamos pensando que hemos ganado un espacio con un esfuerzo considerable de nuestra parte cuando nos ofrecen ese trabajo que quisimos y que realmente sentimos que nos merecemos. Una vez allí nuestra afirmación es ¡llegué!, ponemos lo mejor de nosotros, nos enfocamos en el proyecto, nada es más importante y al poco tiempo o en un tiempo que no consideramos prudencial, nos despiden.
Hemos llegado a la cuarta etapa, depresión insostenible. Amigos, colegas y demás lectores recién aquí uno puede considerarse un coach y es aquí donde empieza el camino al éxito profesional, porque solo los que soportan y vencen la frustración que provoca el sentimiento de ese fracaso momentáneo, son aquellos que están preparados para comenzar a elegir la especialidad o el espacio para desenvolverse en ésta actividad.
El trabajo de entrenador tiene facetas maravillosas y ninguna es mejor que otra simplemente, son especialidades diferentes y cada uno de nosotros debe elegir cual es la suya. El alto rendimiento, el nivel colegial, las divisiones formativas, el mini básquet, la docencia, el área técnica, el periodismo, el arbitraje o la dirigencia todas son decisiones válidas. Necesitamos saber cual es nuestro lugar y ser sinceros con nosotros mismos, hay áreas que tienen más reconocimiento que otras Si!!!, y si buscamos ese reconocimiento por encima de todo no está mal, como tampoco lo está dedicarse a la enseñanza anónima en un pueblo alejado de las grandes luces.
Si logramos saber alguna vez cual es nuestro lugar el camino será decididamente grato y mucho más entretenido de transitar.